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Ayer, como parte de un bombardeo masivo de prácticamente todo el territorio de Ucrania, Rusia atacó indirectamente un gran edificio civil en Kiev, donde se encuentra el centro de investigación y desarrollo de Samsung. Se trata de uno de los mayores centros europeos de I+D del gigante coreano y al mismo tiempo su sede regional. El edificio resultó ligeramente dañado por un cohete que cayó junto a él.

Inmediatamente después, apareció en Twitter una serie de vídeos y fotografías que mostraban mucho polvo y humo en el aire alrededor del edificio. Al parecer, en el rascacielos no sólo se encuentra Samsung, sino también una de las mayores empresas energéticas ucranianas, DTEK, y el consulado alemán.

Samsung emitió la siguiente declaración más tarde ese día: "Podemos confirmar que ninguno de nuestros empleados en Ucrania resultó herido. Algunas ventanas de la oficina resultaron dañadas por la explosión, que se produjo a 150 metros de distancia. Estamos comprometidos a continuar garantizando la seguridad de nuestros empleados y continuaremos monitoreando la situación de cerca".

Samsung fue una de las empresas globales que limitó sus operaciones en Rusia tras su invasión a Ucrania. En marzo, anunció que dejaría de vender teléfonos inteligentes, chips y otros productos en Rusia, y también suspendió temporalmente las operaciones en una fábrica de televisores en la ciudad de Kaluga, cerca de Moscú.

Sin embargo, en septiembre, los periódicos rusos informaron que Samsung podría reanudar las ventas de teléfonos inteligentes en el país este mes. El gigante coreano declinó hacer comentarios sobre el informe. Si realmente tenía planes de reanudar los envíos de teléfonos a Rusia, eso no parece probable a la luz de los acontecimientos recientes.

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